La Discoteca Pammer de Mallén es el otro protagonista del cortometraje. Inaugurada en los años 70, llevaba 20 años cerrada, ya que su joven público prefirió otro tipo de diversión y de pueblos. María Magaña y Marina Badía la eligieron como escenario para el rodaje de la pieza. Pammer de Mallén, a lo Palmer de Twin Peaks, espíritu de un tiempo pasado con personalidad propia.
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